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ALEMANIA: UN PAÍS RICO Y COOPERATIVIZADO EN LA ERA COVID-19

Así como la marca-país de Perú es su cocina, sus grandes chefs; o la de Chile sus aclamados poetas y sus vinos, la identidad nacional de Alemania viaja en paralelo a la excelente cerveza, pero también al sólido cooperativismo y su robusta economía colaborativa.


Pese a ser un país con pleno y sostenido desarrollo económico, las empresas cooperativas, ideales tradicionalmente para lograr la consolidación de condiciones de vida más justas en los países en vías de desarrollo, representan una de las organizaciones económicas más antiguas y estables de aquella nación que figura ente las cinco potencias económicas del mundo.


Esta forma de empresa es imaginada y puesta a prueba por primera vez en Alemania e Inglaterra hace casi dos siglos y nace en un convulso momento social. En la era Covid-19 las cooperativas podrían brindar a nuestro país y al mundo en general algunas respuestas, como lo hicieron al surgir a manera de expresión de la sociedad a los efectos de la industrialización de Europa.


Hoy más de un millón de empleos directos en Alemania son generados por alguna cooperativa. Unas 2.6 millones de personas compran o rentan vivienda en estas empresas. Veinte de los 80 millones de alemanes son socios de alguna cooperativa y la vida cotidiana en aquel país corre como las vías del tren con esta forma de hacer negocios.


Steffen Müller, representante en México de la Confederación Alemana de Cooperativas (DGRV, su acrónimo en alemán), tiene 50 años y al menos desde los 20 hace parte de una cooperativa en su país.


“Desde el inicio de mi carrera profesional trabajo en el sector. Empecé en un banco cooperativo con una formación dual, que quiere decir una carrera académica financiada por la misma cooperativa”, explica el experto en regulación de las cooperativas dedicadas al ahorro y al préstamo en América Latina, conocidas en México como cajas populares.


Que la vida de un alemán esté íntimamente relacionada con este estilo de empresa es muy probable. El gobierno de aquel país transmite en sus medios oficiales la relevancia del cooperativismo; divulga con fuerza su premisa simple pero poderosa: "Lo que uno no puede conseguir individualmente, lo consiguen muchos”; se enorgullecen de que la idea cooperativa haya sido catalogada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2016 y de sus más de 250 cooperativas dedicadas a la producción de leche. Acuden a supermercados como el Rewe y Edeka, ambas empresas de propiedad compartida. El primer sábado de julio, desde 1923, es celebrado el Día Internacional de las Cooperativas y en Alemania al menos las 5 mil 500 de 50 diferentes rubros afiliadas a la DGRV lo festejarán.


Pero ¿por qué este modelo ideal para gestionar las crisis, creado para afrontarlas y de probada eficacia en momentos de replanteamiento de las estructuras alcanza sus mayores expresiones en países ricos?


“Muchas veces escuchamos que las cooperativas son las organizaciones de los pobres, pero en Alemania no es tanto así (…) éstas son las que impulsan al sector de las pequeñas y medianas empresas, que no necesariamente son las clases pobres”, explica Müller, quien considera que los sistemas de control y los esquemas de gobernanza perfeccionados a lo largo de los años, han sido clave para la consolidación de este sector en su país. “La primera ley de las empresas cooperativas en Alemania nace en 1889, es decir, desde hace mucho tiempo están establecidos aspectos como las auditorias especiales, de la gestión y de los estados financieros; esto es parte del ADN de las cooperativas alemanas que seguramente nos ha llevado, con el tiempo, a una cierta estabilidad”, ahonda Steffen Müller, también fundador de las oficinas de la DGRV en Latinoamérica, hace algunos años en Asunción, Paraguay.


No todos han sido buenos momentos para Alemania, destaca este cooperativista. “(…) Pasamos por dos guerras mundiales, pasamos una reunificación de las Alemanias y también todas las crisis financieras o económicas que padecieron el resto de los países en el mundo, pero siempre con esa resistencia a través de la competitividad de nuestro sector”.


Joseph Stiglitz, Nobel de Economía 2011, postula que los países con mayores posibilidades de lograr el anhelado bienestar social son aquellos que persiguen cierta proporción entre los alcances y fuerzas del estado, las empresas privadas y las cooperativas. Las cooperativas alemanas, en cierta forma pese a la desaceleración económica que sufrió aquel país el año pasado al crecer a menos del uno por ciento (rompiendo una racha de crecimiento constante a dos cifras), han contribuido en este equilibrio, aunque “aún queda mucho por hacer”, enfatiza el funcionario de la Confederación Alemana, quien también establece con perspectiva las diferencias entre el contexto alemán y el mexicano.


“Es un proceso dinámico, no podemos confiarnos. En Alemania las empresas cooperativas deben competir con otras empresas, con los bancos. Aquí en México tenemos todavía 40 por ciento de la población sin acceso a los servicios financieros”.


En los últimos 90 años ninguna cooperativa de ahorro y crédito alemana se fue a la quiebra; ni siquiera durante el último colapso financiero en 2009, lo que les otorgó aún mayor credibilidad y confianza.


La actual crisis económica producida por la pandemia mundial ha sido enfrentada con éxito por el sector cooperativo de diversos países, principalmente en los que han logrado la integración plena como “Canadá, Brasil, Japón; entre más integrados y preparados, mejor podemos reaccionar a las crisis”, señala Steffen Müller, quien ve una oportunidad para que la integración más consistente de las cooperativas en México por fin se dé.


El camino hacia la digitalización y un mayor impulso a las iniciativas productivas medianas y pequeñas, pueden servir como ejemplo de lo alcanzado por el sector cooperativo alemán que hoy impulsa en la región la creación de empresas cooperativas relacionadas con las energías renovables. “Todos estos emprendimientos pueden ser muy útiles para fortalecer las economías locales”, destacó Müller.


El sector cooperativo de ahorro y préstamo en Alemania enfoca sus esfuerzos en brindar capacitaciones de continuación del negocio con sus socios en el inestable contexto propiciado por la pandemia como una “expresión de la responsabilidad de las cooperativas”, puntualizó Steffen Müller.


Aunque reconoce que, al menos sobre el papel, existen las condiciones para que exista una cierta afinidad del gobierno actual de México hacia las cooperativas, estas deberán de hacerse visibles lo cual aún es “una tarea importante, pero desde luego, se debe solicitar que los cooperativistas sean escuchados y estar siempre en comunicación (con el gobierno en turno) para plantear las condiciones necesarias para poder desarrollar nuestro trabajo”.


Ver Noticia en El Economista

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